La foto que verán abajo, arriba, a lado, o donde se le ocurra a blog publicarla, es la demostración del asco, repulsión, nausea, basca, desagrado, aversión, aborrecimiento, repugnancia, despecho, ira, enojo, rencor, contrariedad y etcéteras que produce un oficinista en un Club, ¡si, un club!, mismamente es como se autodenomina el lugar; no antro, no bar, no cantina, si no Club.
Nótese al tipo de arriba izquierda, con cara-cansancio de “¿otra-vez-estos-goueyyes-que-pedo?”; a la derecha: chava ad náuseam, a punto de transformarse en chica terrorífica japonesa, todo por mí incomoda presencia, ¡lo juro!, estuvo a punto de devorarme
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