martes, 28 de abril de 2009

Día 805 de la Infección.

La mayoría se ha enclaustrado en sus casas. He tenido que salir a conseguir agua. La ciudad se encuentra vacía. Los cubre bocas, que algún día fueron salvadores, ahora yacen abandonados sin dueño. Algunas ambulancias ya no transportan victimas si no cadáveres y los cadáveres ya no se les da cristiana sepultura sino que van a las fosas y son rociados con cal. Tengo que andar con mucho cuidado, traer una máscara anti-gas y guantes para abrasión es atrayente para los ladrones, por ello traigo el revólver 22 que pude conseguir cerca del gueto de Tepito.

Vivo en Santa María la Ribera, ahora parte del gueto de San Cosme, y tengo que ir hasta el cerco sanitario de Pachuca, para obtener cinco garrafones de agua potable, es peligroso pero no tengo dinero para comprar agua en el mercado negro, además que se ha vuelto peligroso hacer contactos y comprar agua en el gueto de Azcapotzalco donde compre los últimos litros. Conseguí gasolina y por extraño que parezca me ha sido muy fácil, solo hay que tomarla de los autos abandonados o directamente de las gasolineras. Me llevare una camioneta Jeep, encontré las llaves la semana pasada en uno de los departamentos del edificio en donde vivo.

El ejercito te detiene constantemente y entra a las casas a revisar que no haya infectados, así que la tensión es constante porque en donde encuentren a alguien enfermo se lo llevan con todo y familia ¿A dónde? Es día que no lo sabemos. Lo he comentado con algunos cubanos que se conectan a internet, para ver si pueden investigar, ya que solo tenemos algunas horas de energía eléctrica y constantemente nos bloquean la línea de internet y en la televisión y la radio no se puede confiar ya que desde que comenzó la alerta del Plan DN33, se la pasan diciendo que la infección está controlada, lo que jamas hemos creido, ya que desde entonces comenzaron a construir el cerco sanitario “solo para control” nunca supe que quisieron decir con ello.

He tomado Insurgentes, la única vía hacia el cerco sanitario de Pachuca, me detuvieron en el reten de San Simón que es donde termina el gueto de San Cosme, los soldados con sus mascaras y trajes especiales te hacen preguntas sobre tu destino, origen y propósito, te revisan los ojos y el carro y te preguntan si te has sentido mal en las últimas 24 horas, pero el miedo es de ellos.

Llegué al reten de Tecama, el más difícil de pasar, según me comento un amigo en el mesenyer, la única comunicación que podemos tener desde que bloquearon las líneas telefónicas tanto de teléfonos locales como de celulares, la verdad no le veo sentido a esto, solo hay un numero al que puedes marcar para reportar enfermos o llamar al ejercito que es lo mismo. Me revisaron, preguntaron sobre mi destino, origen, propósito y sobre la propiedad del carro, les he dicho que es de un amigo lo que sin creerme no indagaron mas. Por fin he llegado al cerco de Pachuca y todo es confusión, averigüé donde estaban dando el agua, es curioso tener que hablar con la gente a gritos manteniendo tu distancia, la fila de vehículos era enorme espere hasta que un soldado que daba fichas, según estabas formado con tu carro, apunto mi nombre en una lista diciéndome que avanzara y cuando me tocara tendría que poner mis garrafones en donde me indicaran, que no me bajara de mi vehículo y no hiciera contacto con nadie.

Han pasado cuatro horas y aun sigo formado, creo que la fila era más larga de lo que pensé al principio, hace cinco minuto hubo un incidente cerca de mi carro, llegaron dos soldados y se detuvieron en un Megane que conducía una señora, los soldados la sacaron a empujones ya que hubo resistencia por parte de la señora quien gritaba que sus hijos estaban chiquitos y solos en su casa, los soldados no hicieron caso y se la llevaron, llegaron otros dos soldados preguntando si alguien había tenido contacto con ella, claro, todos respondimos que no; tomaron el auto y se lo llevaron.

Ya es de noche y por fin he llegado para que me den agua, saco mis cinco garrafones me indican que los ponga en una línea amarilla y me aleje; con unas mangueras toscas llenan los garrafones desperdiciando gran parte del agua, me arrojan cinco tapas y me dicen que los tape y que los suba rápido al carro.

De regreso nos han detenido en el reten de Indios Verdes, al parecer otra contingencia, se han escuchado disparos los cuales la mayoría fueron de soldados por el tableteo de metralletas que se ha escuchado, son las diez de la noche y los vehículos avanzan lentamente los soldados vuelven a preguntar su rutina ya aprendida, añadiendo sobre el toque de queda, tienes que darles razones sobre tu misión de conseguir agua, te revisan los garrafones para constatar que dices la verdad y pegan calcomanías fluorescentes en frente, detrás y costados de tu auto para que las patrullas militares no te detengan pero esto no funciona, si me detuvieron diez veces son pocas. Por fin llegue a mi casa, saco el revólver por si acaso, abro el candado y quito las cadenas de la reja, paso con el automóvil y lo estaciono cierro las rejas, bajo los garrafones y antes de meterlos los limpio con algo de cloro y agua.

En la televisión hay noticias dicen que la epidemia está bajo control, mi casa está a oscuras, no es muy prudente tener las luces encendidas, ahora que hay energía pasare algunas de mis notas a la computadora y trataré de mandarlas por correo o publicarlas en el blog, espero que se pueda, si no todo lo tengo escrito en un cuaderno.