martes, 31 de marzo de 2009

Crónica de un oficio perdido.

El pasado viernes me entregaron un oficio sumamente importante dirigido a respetado banco español por parte de una autoridá para que se levantara un embargo que por circunstancias un poco largas y un tanto aburridas para exponer no lo hare, así que el susodicho oficio pedía al respetable banco que se dejara de jaladas y descongelara la cuenta bancaria que injustamente había sido intervenida; el oficio había que llevarlo al banco español que tiene sus lindas, corporativas y acondicionadas oficinas en Santa Fe, pero como era viernes me dije: pos creo que podrá esperar hasta el lunes.

Así que puse el oficio en un folder color crema nuevecito bien bonito, lo deje en mi escritorio y me dispuse a planear el fin de semana, cabe señalar que agarre una borrachera el día viernes con la bola de mis amigos de alcohólicos anónimos, y en fin el sábado y domingo pasaron de lo más normal pero resulta que…

Lunes, trafico fatal. Metrobús lento y ahíto, hacinamiento de seres humanos en calidad de vacas. Avenida Insurgentes llena de automóviles, aunque esto no importa mucho ya que el Metrobús tiene su propio carril así que la mención del tráfico de la avenida Insurgentes es meramente un recurso dramático. Llegada a mi oficina dando los buenos días y sonriendo a Dios para agradecerle otro día de arduo y feliz trabajo; lo primero en la agenda: llevar el susodicho oficio a las acéticas y asépticas oficinas corporativas de prestigiada institución financiera de nacionalidad española; preparo mi café, para una vez más cumplir con el cliché de oficina. ¿Qué sería el mundo sin clichés? Prendo la computadora reviso los correos electrónicos , me reviento dos que tres de correos basura me rio y para añadirle más felicidad en el itunes suena Mint Car de The Cure, vaya que me entretenía mientras llegaba la hora, que calcule, bajaría el trafico, para así llegar lo más pronto a Santa Fe.

Por fin las 10:30 excelente hora para emprender el largo camino a Santa Fe, busco en mi escritorio el clásico folder color crema, donde puse el oficio, para protegerlo de la intemperie, no fuera que se pusiera amarillo y ya no me lo recibieran. En mi escritorio había cerca de cinco folders de las mismas características, así que tome el primero del montón el cual debería ser el oficio ya que lo coloque en primera posición para su fácil ubicación, pero resulta que reviso el primer folder encontrándome con hojas de cálculo que para nada se parecían a un oficio, lo cual me extraño, haciendo un gesto de verdadera extrañeza, tome el segundo folder y encuentro un memorándum que nos prohibía comer galletas y es cuando el sudor frio empieza a escurrir por mi frente, el vacío en el estomago es abrumador y la ulcera gástrica me saluda, recordándome mi condición de empleado estresado, mi respiración es agitada, abro los ojos descomunalmente, como si con ello consiguiera ver más y mejor, mis manos comienzan a sudar y como poseso busco en los demás folders y… efectivamente, ¡¡¡El oficio no estaba!!! Y entonces comienza esa búsqueda absurda que siempre hacemos cuando se nos pierde algo, ya saben comienzo a buscar en los bolsillos del pantalón, del saco, entre los libros, en el archivo muerto, en las revistas, en mis calcetines, etc. Mi mente comienza a fabricar teorías de la conspiración y pienso: “alguien lo robo de seguro quiere mi puesto, ese Benítez me trae ganas y todo porque le dije que su ipod no era ipod si no un simi ipod, o la nueva secretaria que es licenciada en algo, pero que entro de secre por que no la contrataban y ahora se busca una oportunidad, o la señora de la limpieza porque le dije que no moviera mis papeles cuando limpiara de seguro se ofendió, o… mi jefe que quiere que renuncie y así ahorrarse la liquidación, o… yo mismo, ¡sí!, es mi subconsciente que ya no quiere trabajar, pero como mi consiente es conformista y amilanado, ahora vio la oportunidad de vencer a ese otro yo que no se atreve a emprender nuevas cosas, ¡sí… yo soy mi peor enemigo!

Total pase del pánico, al miedo de este a la paranoia y al fin a la estoicismo, pero en mal pedo, diciéndome; ni modo así comienza así termina, fatalidad extraordinaria, ¿Qué somos en la vida, solo piezas de un ajedrez movidas por un neófito en el deporte ciencia? ¿O a caso somos víctimas de ese Dios cínico, impúdico, fresco, liviano, libertino, descocado y mala leche? ¡Ah! Jamás debí abandonar aquel sueño de tener una piquera putero en un muelle mercante, en el cual los parroquianos fueran marineros de todas las nacionalidades y casarme con una lugareña que me mantuviera a base de pescado frito y cerveza mientras reposaba en mi hamaca, eso y un coche sería feliz.

Decidí resolver el problema prácticamente, así que pensé en varias opciones:

Opción 1. Argumentar que unos alienígenas, de alguna nebulosa a muchos años luz, entraron a mi oficina y lo sustrajeron. Desventajas: no sería fácil explicarle a mi jefe el interés que tiene los extraterrestres por los oficios suscritos por una autoridad mexicana, así como su debilidad hacia con el papel que usan como combustible de sus modernas, aventajadas y culminadas naves espaciales. Conclusión: por lo descocado de la idea tal vez me creerían y la distancia años luz ayudaría para su imposible recuperación ya que actualmente los seres humanos no contamos con alguna tecnología suficiente para cubrir distancias semejantes.

Opción 2. Argumentar que un agente de la CIA, súper entrenado en técnicas de infiltración, entro a mi oficina y sustrajo el oficio. Desventajas: no tenemos ningún trato con nación que sea considerada dentro del eje del mal por lo que sería muy difícil explicar el interés de tal agencia de inteligencia. Conclusión: me creerían, porque creo, sin saberlo, que lavamos dinero para alguna célula terrorista, ya que tenemos algunos clientes con nombres que parecen del medio oriente aunque ellos dicen que son libaneses y católicos, la verdad yo tengo mis sospechas.

Opción 3. Argumentar que debido a mi atención, esmero, probidad y honradez mi otro yo, el cual se empeña en sabotear mi vida a cada instante, entro a mi oficina y lo sustrajo, claro disfrazado de mi mismo. Desventajas: la esquizofrenia no da buenas referencias en ningún lado, además el explicar con términos psiquiátricos tal evento me haría el sospechoso número uno. Conclusión: no me creerían.

De las tres opciones no he podido escoger alguna, es por ello que lo posteo para aclarar mis ideas y pensar en donde puede estar el chingado oficio antes que mi jefe me pida cuentas. ¿Usted que opción escogería?

P.D. Si llego a encontrar el oficio se los hare saber.