miércoles, 18 de junio de 2008

Estaba un oficinista en…

¿Adivinen qué hacía este oficinista?


Si usted pensó, que tienen algo que ver con el sector ferrocarrilero, está usted equivocado.

La realidad es, que debido a rescisión económica mundial, nuestra empresa, es “nuestra” solo porque en la clase de World Class así no lo enseñaron, vaya, hay que ponerse la camiseta.

Decía, que debido a las impericias económicas de los gobernantes, nos hemos visto en la necesidad de cambiar la residencia de nuestras oficinas e instalarnos en esta especie de edificio horizontal y aprovechar al máximo estos vagones de tren abandonados, o lo que nuestro jefe llama: módulosadaptadosreaprovechablesyrecicladosoptimizadoresdeespacios además de ser una reactivación a la industria ferrocarrilera.

Dichos vagones han sido adaptados nuestras necesidades de oficinista, lo que se ha convertido en toda una terapia lúdica de oficina, ya que podemos decir: “voy al vagón comedor” “estaba en el vagón sanitario”. Jugamos al Expreso de Oriente y nos imaginamos que Tultitlan es Constantinopla, entonces unos somos lores ingleses, millonarios, miembros de la realeza, otras princesas de un reino pequeño de la Europa Oriental, otros se ostentan como espías en plena Guerra Fría, vaya nos divertimos de lo lindo. Por ejemplo nuestro jefe se cree lord ingles y habla de que cuando venía de Inglaterra, al llegar a Dover compro unos tacos de carnitas estilo Michoacán pa’ que todos, ahora sus imaginarios acompañantes de viaje, departiéramos y comiéramos durante el trayecto, a lo que yo le dije que eso es insulso y que no corresponde con nuestro juego porque en el Orient Express hay vagón restaurante donde mi chef personal me atiende.